“…hasta los inmunodeprimidos. Ahí el
aviso decía “inmunosuprimidos”, tienen que rectificarlo, no los supriman, es “inmunodeprimidos”…”
“Ehhh…me decía…por decir “inmunosuprimidos”
decía el aviso, y yo dije “inmunodeprimidos”. ¡Qué atenta que estás a todo”, me
dice…mirá, si no hubiera estado atenta a todo, posiblemente no estaría sentada
acá. Así que…ehhh…o parada hablando acá
frente al micrófono.”
Esto lo dijo el 27/06/13 en el acto
de inauguración del sector Internación y Traumatología del Hospital Churruca,
en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
Pese a sus recientes antecedentes,
nuestra oradora en jefe insiste en meterse con temas de los que no tiene la más
remota idea, y las consecuencias no tardan en llegar. Cris…si querés hablar de
estos temas, podrías darte al menos una vuelta por la Wikipedia antes…así no
pasarías estos papelones. Por supuesto que está bien decir “inmunodeprimidos”,
pero tampoco está del todo mal “inmunosuprimidos”, porque justamente se trata
de pacientes en tratamiento con agentes inmunosupresores, como aquellos que se
hacen para evitar el rechazo de un trasplante. Es decir, lo que se ha querido
hacer es diferenciar a aquellos inmunodeprimidos por causas patológicas (SIDA,
quimioterapia, lupus) de aquellos que lo están intencionadamente, por
tratamiento médico. Y después, por hacerse la canchera, mete un blooper de
aquéllos: dice que “no estaría sentada acá”, cuando estaba parada…
Estimado lector, escúchela y
préstele atención, que le hace falta…
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